18 de mayo de 2009

Los hombres no loran

Hace mucho que no escribo, estoy a mil con el estudio y no pasaba nada nuevo en mi vida que me llame a escribir hasta el acontecimiento que paso a relatarles. El miércoles de la semana pasada volvíamos a casa con Mariana después de un largo día de trabajo, pasamos a buscar a Emma de la casa de su abuela y finalmente llegamos al hogar, dulce hogar. Después de cenar tratamos de hacer que el pequeño demonio se durmiera, tarea casi imposible cuando decide estar de fiesta. A tal punto quería quedarse despierta que decidí ponerle de nuevo las zapatillas para que siga de joda hasta que se canse y tengas ganas de dormir, en el proceso ella se divertía tratando de evitar que yo le ponga sus zapatillas y escapaba de mis manos con una sonrisa contagiosa. "Vení para acá pendeja", es una frase que a ella le causa mucha gracia y nos divertimos mientras trato de agarrarla, ya sea para cambiarle el pañal o vestirla, en este caso era para calzarla. Le ponía una zapatilla y volvía a escaparse, ya riéndose y festejando su huida, cuando finalmente logro ponerle las dos zapatillas, ella victoriosa se da vuelta, se sienta, me mira y se ríe como diciendo "ja ja, me escapé", yo le digo "chau, chau" y me pongo a sacudir la cama que había quedado llena de tierra de las zapatillas. Cuando ella me ve hacer el gesto de sacudir la cama, piensa que voy a tratar de agarrarla y se da vuelta, sin darse cuenta que ya no le quedaba margen y se cae de la cama. A partir de ese momento y durante un día y medio sufrí el cagaso más grande de mi vida.
LA GRAN PUTA MADRE QUE LO REMIL PARIÓ

Emma empieza a llorar pero no como de costumbre cuando se cae de la cama, no era la primera vez que se caía de la cama, Mariana desde el otro cuarto pregunta "¿qué pasó?" y yo le contesto "se cayó de la cama" y ella muy asustada me dice "pero sonó muy feo" y yo dentro mío sabía que era cierto pero no decía nada, me acerco la levanto en brazos, Emma ve mi cara de susto y la de la madre que se deformaba del cagaso y ante semejante cuadro, entra en pánico y empieza a llorar con más fuerza, llora de tal manera que de repente deja de llorar y deja de respirar y se le contraen los músculos del brazo, esto es lo que yo llego a ver, Mariana me cuenta que queda con la mirada fija, mirando a al nada. "Vamos, la llevemos" me grita Mariana, yo no podía reaccionar y le decía "si vamos a ir , esperá", el esperá era para poder pensar con claridad que carajo estaba pasando y a donde mierda era que ella quería que fuéramos. Un segundo después reacciona, se afloja y yo respiro un poco, cuando estaba por tomar mi segunda bocanada de aire, Emma seguía llorando con mucha fuerza y se vuelve contracturar. Mariana me grita "¡¡¡Pablo vamos!!!", yo en calzoncillos me voy a la pieza , me visto como puedo y en eso Emma empieza a tranquilizarse y a reducir el llanto. Subimos al auto y nos vamos al San Lucas, nos atiende una doctora que hace pasar a Mariana y Emma, mientras yo hacía los papeles. La escuchaba llorar mientras la revisaban y cuando me desocupo del papeleo, nos mandan a sacarle unas placas, otro parto, todos cagados de miedo y ahora había que tenerla fija para que le saquen las radiografías, más llanto.
Finalmente cuando la doctora ve las placas, nos dice que no tiene nada pero que hay que controlar que no se desmaye y/o vomite durante las próximas 24 horas y despertarla cada tres durante esa noche. Casi me muero del cagaso, pero parecía que no era nada.
Pasamos la noche de lo más bien y a la mañana siguiente le tocaba el antibiótico, por que para colmo de males estaba con anginas, se ahogó al tomar el remedio y lo vomitó, alerta, alerta!!! no tenía que vomitar, pero me tranquilizaba el echo de que se había ahogado con el remedio, a los cinco minutos vuelve a vomitar y de nuevo los huevos en la garganta, saco el auto, la cargo a Emma y cuando estábamos en camino al hospital de niños, un nuevo, amarillento y baboso vómito. Llego al hospital y el pediatra de Emma estaba en la facultada dando clases, lo llamo al celular, le cuento toda la historia y me dice que me tranquilice que los vómitos se deben a la angina y para mayor tranquilidad la lleve al consultorio a primera hora de la tarde, pero que me quede tranquilo. Regreso a casa deposito a la bebe y salgo cagando a hacer las cosa que tenía que hacer en el centro ese día, a la una paso a buscar a Mariana del trabajo y cuando ella sube al auto, me quiebro y se me viene encima todo lo que me venía aguantando desde la noche anterior, y me quiebro. Que pingo que los hombres no lloran, me recagué en las patas y si no fuera que estábamos en la puerta del trabajo de Mariana, a lo mejor todavía estoy llorando.
Mientras me tranquilizaba, Mariana me contaba que una compañera de trabajo le dijo que ella pasó por lo mismo con su hijo y lo estaba sufriendo con su nieto. En ese momento, ya más tranquilo, recordé que yo sufría de los mismos ataques cuando era bebé y mi mamá se reía contando como me recuperaba echandome agua en la cara y como al mismo tiempo tenía que "soplarle el culo a tu papá", palabras de mi madre. Fue recién cuando recuperé mis testículos que hasta ese momento estaban alojados en mi garganta hace 15 horas.